Victor Frank, neurólogo y psiquiatra austriaco sobrevivió como prisionero en un campo de concentración nazi desde 1942 a 1945. Esta experiencia de extrema deshumanización y sufrimiento le permitió elaborar una teoría, la “Logoterapia”, y escribir el libro “El hombre en busca del sentido”.
Pudo observar, que las personas que podían desarrollar una profunda vida espiritual eran capaces de aislarse interiormente y lograr la libertad interior, lo cual parecía fortalecerlos.
El humor también puede ayudar a tomar distancia de lo que está pasando, porque el sufrimiento es relativo y frente a una situación extrema un mínimo goce puede proporcionar gran felicidad y alegría.
El hombre que acepta su destino permite que su vida adquiera un sentido más profundo, puede decidir conservar su valor, su dignidad, su generosidad, su compasión o puede elegir comportarse como un animal.
Muchas veces la actitud que se adopta frente a una situación difícil es lo único que nos permite crecer espiritualmente más allá de nosotros mismos.
Toda persona es irremplazable, por lo tanto tiene que asumir la responsabilidad de su existencia y la esperanza es la que nos mantiene, porque nadie sabe lo que el futuro nos puede deparar.