viernes, 29 de julio de 2011


¿Por qué acabar con aquello que no nos daña?
¿Por qué amar a quien no ha de corresponderte?
¿Por qué desear lo que nunca podrás tener?
¿Por qué pensar en quien ni idea tiene de que existes?
¿Por qué jugar? 

Cuantas preguntas y como respuesta: el silencio;