lunes, 9 de mayo de 2011


Estaba el diablo mal parado, en la esquina de mi barrio; al lado de él estaba la muerte con una botella en la mano. 
Y temblando como una hoja me crucé para encararlos y les dije me parece que esta vez me dejaron bien plantado; les ped
í fuego y del bolsillo saqué una rama pa convidarlos, y bajo un árbol del otoño nos quedamos chamuyando -
Me contaron de sus vidas sus triunfos y sus fracasos, de que el mundo andaba loco y hasta el cielo fue comprado. Y mas miedo que ellos dos, me daba el propio ser humano. Y quizas yo no esperaba a nadie y entre las risas del aquelarre el diablo y la muerte se me fueron amigando, ah
í donde dobla el viento y se cruzan los atajos, ahí donde brinda la vida... en la esquina de mi barrio.